Cuando vuelves a trabajar tras años de criar

Estoy nerviosa la verdad, en pocos días vuelvo a trabajar. Desde que en 2010 nació mi hijo y la vida me mando al paro (por no decir mi jefe supermajo) he estado con él, con ellos. Han sido años en los que fundamentalmente he ejercido de madre, también he sido opositora (he aquí los frutos), redactora on-line y bloguera. Aunque sobretodo madre.

Supone todo un cambio en mi vida, mi vida tal y como es ahora, es como empezar a caminar de nuevo. Trabajar he trabajado desde que acabé la facultad, antes incluso, pero con el Mayor todo dio un giro. Decidí dedicarme a él, dejando la búsqueda de trabajo “para cuando sea más mayor”, decidí opositar buscando una salida que me permitiera conciliar llegado el momento, decidí que quería tener otro hijo y cuidarlo igual que a su hermano… Han sido decisiones que han retrasado una vuelta al mundo laboral que ya es inminente y eso no deja de provocarme cierto vértigo.

Es un momento de sentimientos encontrados. Por un lado muchas ganas de volver a ser “productiva”, de sentirme independiente y de iniciar una nueva carrera. Por otro, preocupación por cómo lo van a llevar mis hijos, que ya han manifestado su total oposición con frases tales como: “queremos que estés con nosotros por la mañana y por la tarde, siempre”.

Eso me hace pensar en que las mujeres, los padres en general, vivimos en una gran dicotomía, por lo menos yo. A mi generación, hijos de la constitución, nos educaron para vivir en una nueva sociedad libre y democrática, donde cada uno pudiera llegar al máximo de sus capacidades, jóvenes aunque sobradamente preparados, ¿recordáis? Y sí todo fue bien hasta que intentas desarrollar una carrera y tener una familia, hablo como mujer, aunque son muchos los hombres afectados por una sociedad que valora las horas de trabajo más que el trabajo en sí.

Así la culpa siempre hace acto de presencia. Culpa por dejar tu trabajo y dedicarte a tu hijo “es que no te valoras más allá de la maternidad”. Culpa por dejar a tu hijo e irte a trabajar “vaya madre desnaturalizada que solo ve a sus hijos tres horas al día”. El caso es sentirse culpable por algo. Aunque debo admitir que después de estos años dedicada a ellos, mi sentimiento de culpa está muy diluido.

He pasado a su lado sus primeros años y ahora tengo la suerte (que mi esfuerzo me ha costado) de retomar la actividad fuera de casa, aunque sea solo un tiempo, y voy a disfrutarlo. A pesar de que dejo a mis hijos justo en las proximidades del Día de la Madre, no por ello voy a sentirme la peor madre del mundo, de hecho estoy convencida que será para mejor. Ahora afrontaremos juntos ese cambio en nuestras vidas, con las estrategias que sean necesarias para que ellos lo lleven bien. De todo ello daré cumplida cuenta, porque aquí hay tema… 😉

Así que a las/los que estéis pasando por una situación similar os animo a dejar atrás la culpa, a pensar en lo positivo que puede ser para vuestras vidas y las de vuestra familia y, sobre todo, a que me contéis como lo habéis llevado, qué tal es la separación y como hacéis para que los niños lo asuman sin problemas. ¡Os necesito!

PD: Con esta entrada supero las 100 ¡qué ilusión! Parece que los astros se han alineado esta semana conmigo 😉 Si a partir de ahora disminuyen mis entradas semanales no me lo tengáis en cuenta, ¡estoy en periodo de adaptación!