Niños y sociedad de consumo. Cómo gestionar el “quiero, quiero, quiero…”

Las ranas, la colección de bichos, los dinosaurios del periódico, los Star monsters, los Abatons, los Zomblings, los Dragones, los Invizimals, las cartas de lucha, el álbum de la patrulla (y sus paquetes de cromos), los basurillas, la revista Clan, la Neox y la Boing, los juguetes de los phoskitos… Podría escribir un post entero solo enumerando las peticiones que a diario me hace mi hijo mayor. La última, una especie de peonza que gira en unos aros y hace luz: “¿Eso también lo quieres? – Siii, lo tienen todos, es la moda” y aún no tiene los seis.

Desde que empezó a hablar mi Mayor empezó a pedir, y empezó a hablar muy pronto y muy claro. Diréis “son cosas de niños, está en la edad, quiere lo que tienen todos…” Sí vale, pero es que no hay día que salga del cole y no pida algo. Eso de “Hola Mamá”, para qué. Sus frases empiezan: Fulanito tiene, quiero que me compres, necesito esto

No es un tema banal para mí. A su hermano pequeño no le pasa, se fija en las cosas, a veces pide algo… Pero no es una “necesidad” que le lleva hasta las lágrimas como le ocurre al Mayor. Cada uno somos de una manera y me ha tocado uno que asocia el tener lo que tienen todos a ser más feliz y esto me preocupa. Si Juanito tiene seis ranas, quiere seis, si Pedrito tiene cromos, quiere cromos… Esto me lleva a pensar que estoy criando a un futuro insatisfecho de la vida, ya que por mucho que le diga que no podemos tenerlo todo no parece que la idea acabe de calar.

Como ya llevamos una temporada larga lidiando con ello desarrollamos ESTRATEGIAS:

Insistir en que valore lo que tiene y se conforme con lo que reciba aunque no sea lo esperado. Decirle a un niño que es un afortunado porque tiene mucho y otros nada no es una estrategia que me guste. Primero porque no lo acaban de entender y segundo porque quiero que ese esfuerzo salga de él, no por comparación, ni para lo bueno ni para lo malo. Por eso intento centrarme en él, destacando lo positivo que hay en su vida, haciendo hincapié en lo no material.

Saber reconocer el esfuerzo que supone adquirir cosas nuevas. Vivimos en una sociedad de consumo donde las cosas cuestan dinero y, aunque no quiero que empiecen a preocuparse por ese tema (ya tendrán tiempo), sí quiero que sepan que “los quieros” tienen un valor y hay que trabajar para conseguir los objetivos.

Convertir sus peticiones en recompensas. Muchas veces compramos algo sólo porque nos apetece, es útil, divertido, didáctico… Pero ante lo que son verdaderos caprichos hay un control. A veces no se compran y otras son una recompensa por haber conseguido determinados logros.

Enseñarle a elegir y posponer. No consigue siempre todo lo quiere, en muchas ocasiones tiene que elegir y es él el encargado de decidir qué desea más en este momento, aplazar otro “quiero” para más adelante o dejarlo de lado.

Hablar, hablar y hablar. Es lo que mejor funciona, explicarle una y otra vez nuestro punto de vista, escuchar porqué es tan importante eso para él y, sobretodo, hacerle entender su valor como persona más allá de lo que tenga.

Poco a poco conseguimos resultados, a su favor debo decir que valora mucho cuando consigue alguno de sus “quieros”, es agradecido y responsable con los juegos y juguetes. Aún así hay veces que acaba con mis nervios porque lo veo sufrir ante la posibilidad de no conseguir “la última moda”. No quiero que ese sentimiento de frustración crezca con él pero tampoco quiero consentirle todos los caprichos.

Insistir en el valor del esfuerzo para conseguir tus metas, enseñarle a priorizar, que valore lo que es realmente importante, que sea feliz… Se escribe deprisa pero ¿cómo se consigue?

Creo que estamos en el buen camino, aún así intuyo que es un camino que acaba de empezar y que está lleno de piedras por todos los lados. Intento mentalizarme y armarme de paciencia mientras pienso en lo fácil que era cuando solo había que preocuparse de si eructaba después de comer.

Si estáis en ello o lo habéis logrado ¿me echáis una mano? Toda ayuda es poca.

 

12 comentarios en “Niños y sociedad de consumo. Cómo gestionar el “quiero, quiero, quiero…”

  1. Hola. Entiendo tu preocupación por el tema. A mí de pequeña nunca me compraban nada y muchas niñas tenían cosas preciosas que yo también quería tener, y recuerdo sentirme mal por ello. Pero recuerdo que la respuesta de mi madre era siempre la misma: » no hija, nosotros no podemos comprar eso «. Y ahora me doy cuenta de que lo que me hacía sentir mal no era tener las cosas o no tenerlas, era el » nosotros no podemos «., sin querer mi madre le ponía una carga emocional que a mí me repercutía . Desde que tengo a mi hija procuro que esto no le pase a ella, pero con mucho cuidado de no pasarla mis «traumas infantiles «. Sólo tiene 3 años y medio y nunca me ha pedido nada que las demás tengan, pero si lo hace creo que dejaré a parte mis miedos a que la pase como a mí y con mucha seguridad la diré «no» o » si» , según lo que considere adecuado en ese momento y ya está, sin darle mayor importancia, sin cargar de emociones el hecho. Jijijij, ya sé que es muy fácil hablar. Mucha suerte guapa!

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  2. Yo tambien sufro algunos «quiero, quiero, quiero».
    El otro día sin ir más lejos le engañaron unos cromos de Peppa Pig (a la que ya no hace mucho caso), pero como tenía los cromos me dijo que «Necesitaba» el álbum para ponerlos.
    Yo le expliqué que necesitar necesita comer, beber, respirar, pero no un álbum de cromos.
    Me siguió insistiendo un rato, pero tengo que decir que no es machacona hasta la saciedad en este aspecto. Si no cedes al final se le olvida, por suerte.
    Tambien le digo que valore lo que tiene y no pida tanto, si no irán saliendo por la puerta todos los juguetes que ya tiene y parece que no valora. No sé si es la mejor estrategia, pero de momento funciona.

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  3. Pues no suelo verme en esas muy a menudo. El pequeño (va camino de los 5) no suele pedir. De hecho creo que nunca me ha dicho que quiera algo porque lo tenga x. La mayor (acaba de cumplir 8) sí pide, pero no cada día ni de forma insistente. Nunca les he comprado todo lo que han querido. Hay ocasiones en las que piden algo y lo consiguen enseguida y otras que lo obtienen como recompensa, o se lo compran con su dinerito (la mayor), o simplemente no llegan a tenerlo.
    Lo que dices del esfuerzo y las recompensas es muy acertado.
    Saludos.

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