Reflexiones: «Mamá ¿qué es la guerra?»

La historia está hecha de vencedores y vencidos. Es una frase gastada pero no pude evitar pensar en ella después de ver una película de estas épicas en las que hay un grupo de “buenos” que llegan a conquistar un territorio plagado de “malos”, of course. Porque si no fueran malos, malísimos, nadie podría entender con qué derecho llega uno y decide que esa tierra es para él y todos los que están allí o se doblegan a sus órdenes o mueren defendiendo lo que es suyo por derecho.

Nadie podría entenderlo, pero aún así la historia está plagada de ejemplos. Desde los tiempos de los hunos pasando por las conquistas griegas, las campañas romanas, las colonizaciones europeas  o las más actuales (y sutiles) invasiones americanas. Y como los que escriben la historia (al menos la historia que se cuenta y se pregona) son los que ganan, lo que queda es el brillante halo de la conquista, la gran labor realizada y lo importante que este proceso ha sido para el desarrollo del mundo moderno.

Desde luego también hay conquistadores malos, malísimos, o si no mirad  a ver que se dice de Hitler ¿lógico no? Igual si hubiera nacido cientos de años antes la historia se hubiera contado de otra manera. Hoy en día tenemos como ejemplo de «malos» a los grupos terroristas. Una forma de ver la vida imponiéndose a otra, un grupo de territorios oprimidos, millones de personas intentado sobrevivir. Vencedores y vencidos.

El caso es que el mundo está hecho de malos y buenos, están los opresores y los oprimidos y según donde te encuentres (o donde hayas tenido la suerte de nacer) pertenecerás a un bando u otro. Nosotros, primer mundo, somos en principio los guays, aunque guays según se mire… Porque es este primer mundo el que rige los destinos de ese otro mundo “subdesarrollado”, es este primer mundo el que avanza mientras el otro va a la zaga, persiguiendo un sueño frente al que se levantan vallas. Es este primer mundo también el que nos oprime sin darnos cuenta dentro de una sociedad de consumo llena de hipotecas, préstamos, deshaucios…

Y en medio de todo esto, reflexionando sobre estas cuestiones te encuentras con la pregunta de un niño de 5 años: ¿Qué es la guerra? ¿Qué le dices? ¿Que este es un mundo de vencedores y vencidos? ¿Qué hay gente mala que quiere pisar al que tiene al lado? Pues algo así es lo que respondí.

Realidad versus Esperanza

No quiero que mi hijo viva ajeno a su mundo, quiero que sepa que hay conflictos,  que las guerras existen, quiero que esté preparado para enfrentarse a ello. Por eso, adaptándome a su edad, le explico: Hay personas que desean imponer su voluntad, como cuando tu amigo  quiere jugar siempre a su juego. Si no lo consigue se enfada y declara la guerra. También hay veces que se quiere invadir un territorio, como cuando quieres el juguete de tu hermano y se lo quitas por la fuerza, porque él es más pequeño y débil.

Poder explicarle esta realidad apelando a su vida diaria me hace pensar que quizá sea algo inherente al ser humano, ese afán de conquista, de que se haga siempre lo que uno quiere. Pero luego me responde: ¿y por qué tienen que pelearse, no pueden hablar? Y pienso que hay lugar para la esperanza, y ahí llega la otra reflexión que le hago: Siempre hay personas, muchas, que desean la paz, que no quieren pelearse y como bien dices se puede hablar, solo hay que tener voluntad y encontrar el camino. Tú, tu hermano y todos los niños de hoy seréis los adultos responsables de buscar esas vías. Mientras, habrá que seguir intentando que cada vez haya menos gente que se quiera pelear.

Esta compresión del mundo que le rodea hace que inevitablemente surja el miedo: ¿Y si hay una guerra aquí? ¿Nos moriremos? ¿Nos quedaremos sin casa? Son miedos lógicos que yo por ahora prefiero frenar: No debes tener miedo, aquí no va a haber guerra, nosotros te protegeremos. Obviamente es algo que no sé pero a edades tempranas creo que es mejor no ir más allá, poco a poco, según avance esa comprensión del mundo se puede profundizar en el tema.

Con mis hijos he aprendido que la violencia no tiene que ir unida de forma indeleble al ser humano, si tú no se la transmites en su día a día, si tú les ayudas a encauzarla cuando se haga presente Y se hace presente de muchas maneras, en esa disputa por el juguete, en esa pelea en el patio, en las noticias diarias sobre conflictos y sus consecuencias. No se trata de dejarlo pasar como «cosas de niños», no se trata de apagar la tele, se trata de intervenir y explicar, de ayudarles a entender y empezar a buscar alternativas. Una simple pregunta: ¿dime dos maneras de solucionarlo sin pelear? abre un nuevo abanico de posibilidades que les ayuda a ver que las cosas se pueden hacer de forma distinta.

No creo que se pueda negar que tenemos una parte «animal» que nos impulsa en ocasiones a actuar de forma violenta, pero ser conscientes de ella es el primer paso para canalizarla adecuadamente. Esa es la salida, ese es el espíritu que debe prevalecer, un paso para que la historia que se escriba en el futuro deje de ser poco a poco una historia de vencedores y vencidos.

¿Será posible? O, como dice Hobbes, ¿el hombre es un lobo para hombre? ¿Qué decís?

 

 

2 comentarios en “Reflexiones: «Mamá ¿qué es la guerra?»

  1. Temo el día que mi Peque empiece con preguntas como estas… Al final los hombres cuanto más tenemos más queremos y da igual la forma de conseguirlo… La pregunta de «¿dime dos maneras de solucionarlo sin pelear?» me parece genial y creo que empezaré a utilizarla 😉

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