¿Somos los padres personas más valiosas?

Puede que os estéis preguntando ¿qué tipo de pregunta es esta? Las personas somos personas y no podemos medir nuestra valía en función de si somos padres, médicos, administrativos o políticos ¿o sí?

Esta reflexión surgió de una velada reciente con una pareja de amigos sin hijos. Cuando los efluvios del vino hicieron sus efectos empezamos a hablar de forma deshinibida de estos temas. Estilos de crianza, cómo te afecta la maternidad, en qué medida influyen los padres… Y en una de estas me escuché diciendo: “Yo creo ser más valiosa que tú porque tengo hijos que me necesitan y dependen de mí” (tal cual). A lo que el aludido respondió:  “Yo también soy importante para mucha gente a mi alrededor, y tus hijos podrían vivir sin ti perfectamente”.

Esta obviedad en ese momento me resultó casi sacrílega, ¿cómo van a poder mis hijos estar sin mí, cómo cuestionas mi papel VITAL como madre educando a una nueva generación!?  Si ahora mismo cayera un rayo divino seguro que a los padres nos dejaba vivir…

En fin, debo reconocer algo que cuesta admitir pero que es cierto: Los padres actuamos respecto a los que no lo son con cierto halo de superioridad moral. Esto es así aunque no nos demos cuenta. “Ya verás cuando tengas hijos”, “no lo puedes entender, no tienes hijos”, “es un amor que no se puede explicar”, “no puedes cuestionarme si no sabes lo que se siente”. Pensamos que el mero hecho de haber tenido hijos nos dota de una misión en la vida, más importante que cualquier otra: querer, criar y educar. Esto a su vez nos ofrece una visión diferente, vemos las cosas desde otra perspectiva y dejamos de valorar lo que antes nos parecía tan importante.

Debo decir que no toda la culpa es nuestra, no es que a los padres nos pongan el chip de plasta cuando nace el primer hijo, es de hecho una cuestión social. En nuestra sociedad la familia es el pilar en torno al cual gira todo lo demás, lo normal es formar una pareja y tener hijos, así funciona el mundo y se perpetúa. Las mujeres y los niños primero ¿no? De esta forma los que no alcanzan ese ideal, porque no quieren o porque no pueden, son considerados al margen de este modelo y, queriendo o sin querer, acaban cuestionados.

Cierto es también que este modelo ha ido cambiando, cada vez hay más personas ajenas a él. Son personas que no desean tener hijos, viven solas o en pareja y desarrollan otro camino que les hace sentirse felices y realizadas sin necesidad de cambiar pañales. Ya hablé de las mujeres que no quieren ser madres, tienen hasta su propio nombre NoMo. No es una necesidad biológica para muchas, ese instinto maternal no se despierta en todo el mundo y, entonces, retomo la pregunta de otra manera ¿son la personas que no tienen hijos menos valiosas por ello?

Alguien podría decir, una cirujana sin hijos que salva decenas de vida seguramente sea más valiosa que una bloguera con dos hijos, puede ser. Realmente es una cuestión compleja, aunque opino que valorar la valía de una persona en función de si tiene hijos o no, no funciona. Primero porque no todos los padres son maravillosos y estupendos, algunos de hecho mejor que no hubieran sido padres y segundo porque esa valía es muy subjetiva. Yo soy la más valiosa para mis hijos, por ahora, mientras ellos lo necesiten puedo considerarme así, para ellos. Pero llegará un momento en que seguramente esa valía no sea igual y ahí es cuando muchos padres tienen un conflicto, por ejemplo cuando los hijos se van y el sentido que hasta ahora le has dado a tu vida se desvanece.

No se puede obviar que seremos padres siempre, pero antes que eso somos personas con nuestros defectos y virtudes y limitar tu visión del mundo a tus sentimientos maternales hace que perdamos de vista que hay muchas más opciones, muchos más puntos de vista y nos oigamos diciendo cosas como “yo soy más valiosa porque tengo hijos”.

Me gustaría acabar con un poema de Khalil Gibran que me envió mi amigo tras nuestra conversación. Este en concreto no lo conocía y me ha encantado. Nadie nos obliga a tener hijos, si los tenemos seamos conscientes de lo que significa y ahorrémonos cuestionar otras opciones, al fin y al cabo ya tiene bastante cada uno con lo suyo.

Tus hijos no son tus hijos
son hijos e hijas de la vida
deseosa de si misma.
No vienen de ti, sino a través de ti
y aunque estén contigo
no te pertenecen.

Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas,
viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar
ni siquiera en sueños.

Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.

Tú eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación
en tu mano de arquero
sea para la felicidad.

¿Qué os ha parecido? Espero os haya gustado. ¿Alguna vez os habéis sentido más valiosos solo por la condición de padres? O al revés ¿menos valorados por no serlo? ¡Hablad sin miedo!

6 comentarios en “¿Somos los padres personas más valiosas?

  1. Hola!!
    Yo creo que la cuestión de la valía, no depende tanto de quién si no para quién… Una madre, puede valer mucho para sus hijos, y aún siendo la misma persona, valer «poco» para sus jefes. Más que valer, yo diría valorar… Tu pareja te puede valorar mucho, y tus vecinos poco… Un deportista puede ser muy valorado por la afición… y no tanto por su pareja…

    Creo que no siempre se valora a la persona sino a la persona ante un determinado rol o actitud. En cualquier caso, y salvando aquello de «nadie es imprescindible», en mi opinión, es bueno para el bienestar emocional de los niños, que tengan la posibilidad de disfrutar de ambos padres, siempre y cuando la relación sea sana y enriquecedora. Un abrazo!!

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  2. N t puefo decir que opino xq nunca me lo habia planteado, pero lo cierto es que desde q soy madre si veo la vid desde otra perspectiva. Soy mejor o mas valiosa? N lo se… lo unico q se es que ahor lo q ntes valia xa mi ya no lo hce tanto… n se… la vida si es mas valiosa xa mi desfe q esta el

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  3. No parece difícil tener hijos. De hecho creo que ahora mismo seremos más de 7.000 millones de hijos los que poblamos el planeta. Por desgracia, no todos los padres de esos hijos (ni los anteriores a ellos, ni los anteriores…etc, etc) han debido hacer bien su papel como educadores responsables porque si no en este mundo habría menos conflictos, menos basura, menos contaminación, menos ardor belicoso, más respeto con lo diferente, con el Otro, con la naturaleza….

    «Las mujeres y los niños, primero» pudo tener su función básica como salvaguarda de la especie en épocas concretas y pasadas. Hoy ya no es así; nuestra especie parece abocada a la extinción por todo lo contrario. La superpoblación devora los recursos del planeta. Ya somos demasiados hijos, según los demógrafos.

    Yo creo que hoy, en el Occidente próspero en el que nosotros habitamos, la maternidad/paternidad ya no es una cuestión de supervivencia común ni de pura elección personal. Hoy ese hecho tan importante, tan «básico» y tan íntimo, debe conjugarse con innumerables factores, casi todos referidos a la economía. La aparente libertad de la que disfrutamos y que nos permite ser ciudadanos emancipados, iguales y con derechos asegurados, acaba estando siempre pendiente de la coyuntura social, cultural y económica
    de nuestro entorno. Esta coyuntura se va modificando, pero no siempre hacia adelante. Nuestro aparente progreso tiene mucho de eso: de apariencia.

    Por eso, en mi humilde opinión, alguien será valioso no en comparación con nadie, sino en la medida que su entusiasmo por la vida le lleve a saber elegir su destino adecuadamente, a no aceptar imposiciones heredadas por la costumbre, la familia, la cultura del momento, a ser coherente con las propias decisiones tomadas, a no ceder ante las adversidades inevitables que cualquier destino conlleva y, sobre todo, a no estropear más la parte de mundo que le corresponde con su posible frustración ante el devernir de las cosas. Como dice Bersuit: «No hay nada más antiecológico que un infeliz».

    Los buenos poetas siempre acierta y Gibrán lo resume todo muy bellamente. Somos TODOS partes de la VIDA, importantes en nuestra insignificancia, necesarios los unos para los otros en el corto discurrir de los días, pero al final es ella, la Vida, la que manda.

    Eso sí: la próxima velada etílico-filosófica en mi casa¡¡¡ Salud¡¡¡¡¡

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    • Me ha encantado tu reflexión, sobre todo el final, la vida manda jeje! (y para la próxima velada ya estás poniendo fecha…) Es cierto que todos somos parte de la Vida y valiosos en cuanto a nuestra forma de interactuar con ella. Aunque yo sí creo que la paternidad/maternidad va más allá de valorar una serie de factores económicos o de mera supervivencia humana, es una decisión que produce un cambio trascendental en ti y que cambia a su vez la visión de esa Vida dotándola de mayor profundidad. Ya sé que de ahí a decir que un padre/madre es más valioso que otro que no lo es hay un abismo… Pero de esos lodos salen estos barros tan interesantes no? Gracias por tu aportación y espero leerte mucho más! Besos.

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