Ya están aquiiiiiiiiií, han llegado los días de playa y bien que me alegro. Las ventajas para los que tenemos niños son múltiples: Los fines de semana se planean solos, puedes estar medianamente relajada mientras ellos se llenan de arena hasta los ojos y la siesta después de una mañana de agua y sol cae por su propio peso. Y, aunque no los cambiaba por el triste invierno, lo cierto es el momento playa tiene también sus peros. Veamos:
Arena, maldita arena
Se lo pasan estupendamente haciendo castillos, lanzándose bolas de arena húmeda o construyendo carreteras, pero mira que es incómoda la dichosa arena, por lo menos esa finita que tenemos por Levante y que no hay manera de eliminar NUNCA. Hay que montar una logística especial a la hora de almorzar o comer para no acabar masticándola. «Limpiaros las manos. Muy bien ¡pero te apoyes en el suelo!» Y otra vez a limpiar las manos, al final acabas antes dándoselo tú. Y eso sin hablar de la tensión que provoca controlar las paladas de arena que cuando empiezan a volar acaban provocando las iras de los vecinos de toalla.
También está el momento de pasar por la ducha antes de subir al coche. Como idea no está mal pero el estrés de quitar bañadores, limpiar arena de todos sus rincones, secarlos, vestirlos y que no se vuelvan a manchar mientras la cola detrás de ti va creciendo, no tiene precio… Y al final llegan a casa con la misma cantidad de arena (yo creo que nos sigue a casa). Pese a todos los esfuerzos, cuando se pasa la mopa después de un finde de playa da para hacer un par de castillos más.
La lucha por el territorio
Es otro de los temas estrella. Según te vas acercando a la orilla empiezas a buscar cual Terminator ese hueco para acoplaros todos, sombrilla y juguetes incluidos. Si la playa es extensa y llegas a una hora decente, no suele haber mucho problema, pero como sea una playa concurrida una de dos: O duermes allí, lo que puede ser una aventura interesante, o asumes que vas a tener los pies del vecino en tu toalla. Ojo, que tiene sus ventajas, no te hace falta la sombrilla tienes bastante con la XXL del de detrás. Y es que en verano el espacio vital está sobrevalorado…
Quiero ese camión
Cuando veo a esas familias que desembarcan con palas tamaño adulto, súper excavadoras, camiones a tracción y carretillas, además de una gran variedad de cubos, rastrillos y regaderas empiezo a sentir palpitaciones. Porque encima se ponen justo a tu lado y tus hijos, con su cubo y su pala, empiezan a mirar con ojos desorbitados ese catálogo de playa de El Corte Inglés (que por cierto ¿dónde lo meterán?). Y sí, al principio hay mucha buena voluntad, “deja jugar al nene”, pero la sangre tira y cuando las disputas comienzan suele ser el tuyo el que acaba llorando y pidiendo una excavadora de doble brazo. Mi consejo, alejarse de las familias catálogo o unirse a ellas, aunque esto implique alquilar un nuevo trastero.
Al agua hasta que eres una pasa
Da igual que sepan nadar o no, van a querer que te metas con ellos sí o sí. Estás relajada, disfrutando del sol, viendo como juegan tranquilos, de pronto saltan como un resorte: «¡Vamos al agua!». Y a ti, con la crema recién puesta. no te toca otra y cuidado con llevar un bikini suelto por que los saltos y agarrones precisan un bañador todo terreno y bien sujeto. Siempre está el truco de los dedos arrugados para poder salir un rato, al menos hasta que te vuelvas a poner crema…
La angustia de la desaparición
Ese momento en que dejas de mirar cinco segundos, levantas la vista y no lo ves, ¿habrá algo peor en el mundo? Acuden a tu mente todas las desgracias posibles y el corazón se te sale del pecho, hasta que lo ves dos metros más atrás haciendo la croqueta y la sangre vuelve a circular. En cambio cuando es al revés, él no te ve y tú sí, ¿no lo dejas unos segundos porque te hace gracia como empieza a poner cara de susto? Igual solo lo hago yo, malamadre…
La pelea cuando toca irse
Y llega la hora de irse. Pueden estar agotados, muertos de hambre y sueño pero a la hora de recoger van a protestar con todas sus energías. Aquí no hay trucos que valgan. La promesa de volver en breve o una peli después de comer, pueden ayudar pero hay que mentalizarse de que toca volver cargados con los trastos, intentando no quemarse los pies con la arena y lidiando con dos pequeños protestones más cansados que enfadados. Finalmente llegas a casa medio quemada y hecha polvo y aún toca darles otra ducha para acabar de quitar esa arena que de todas formas va a vivir en tu casa SIEMPRE y piensas: El fin de semana que viene nos vamos a la piscina, aunque esa también tiene sus pegas, otro día lo hablamos.
Contadme ahora vuestra experiencia, seguro que tenéis muchos momentos de playa que os hacen pensar #novuelvomas.
A mí la playa me parece maravillosa pero no soporto la arena. Y ahora con la niña me cuesta relajarme porque nada más llegar toalla llena de arena y arena por la cabeza. Solo nos queda armarnos de paciencia, ¿no?
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Jajajaja! La arena es lo peorrrrrr, como dices paciencia y ducha tras ducha!
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Ese año vamos por primera vez a la playa con la peque. Ella tendrá unos 8 meses… no sé como será ahora con ella pero ya me imagino cuando ande, lo de las colas en la ducha…
Yo vivo en el interior y aunque no me gusta mucho la arena, el amor por la playa es más grande.
Tengo muchas ganas de ver si a ella le gusta o no. Un saludo!
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Seguro que le encanta, eso sí cuidado porque mi pequeño lo primero que hizo cuando llegó a la playa por primera vez, con unos 7 meses, fue metérsela a puñados en la boca!
Disfrutadlo mucho.
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Qué bueno!!! Me he reído mucho con este post, estoy de acuerdo en todo.
Yo me lo tomo con calma, aunque mi mayor preocupación en la playa es que no se queme, con esa piel tan blanca, como no venga bien untada de casa, si nada más llegar quiere ir al agua la cosa es peligrosa.
Lo de la arena, me pringo yo más que ella, y al final acabas sacando media playa de zonas insospechadas.
Sigue así!!!
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Jajaja! Hay que ver hasta donde pueden llegar los dichosos granitos ¿eh?
Besos
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A nosotros la arena del levante nos persigue hasta casa 😤 jejejeje Nos encanta la playa y nos lo pasamos genial con nuestra peque de una año pero… solo pensar en la arena que traemos a casa… estoy por no limpiar y dejar que mi casa se convierta en una duna 😂
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Yo también he pensado eso a veces, pero me da tanta rabia pisar y notar los granitos que parezco la loca de la mopa 😀
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Deseando poder ir este año unos días a la playa… Me encantaría poder ir todos los fines de semana, que seguro que al Peque le encanta… Aunque a mi no me gusta nada la arena, todo por verle feliz 😀
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A veces pienso si no podríamos eliminar la dichosa arena, aunque luego los ves disfrutando como locos y se te pasa. Nada es perfecto!
Saludos.
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A mi la playa me encanta. Intento disfrutar al maximo de ella en verano me encanta caminar por la playa, tomar el sol y reconozco que ir con niños pequeños es un royo pero bueno te los tienes que llevar. Yo antes iba mas a menudo. Y si puedo me escapo sola.
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La verdad es que tenemos mucha suerte al tenerla tan cerca, a veces se nos olvida y nos quejamos de vicio 😜
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ja,ja,ja.. qué gran post!! a mi me gusta tanto la playa que ni me paro a pensar en las cosas malas que las tiene. Para eso, ya tengo al macho alfa que odia la arena. En todo caso es verdad que la logística puede ser complicada. Yo tengo pendiente un post de nuestro primer día en la playa con dos bebés. De infarto!! NO volvimos a ir solos los cuatro en un año!
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Jajaja! me lo imagino, dos bebés descubriendo la playa puede ser de locura! Con ganas de leerlo 😉
Saludos
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