¿Y tú por qué tienes hijos?

Uno de los comentarios más curiosos (por llamarlo de alguna manera) que he recibido desde que anuncié que estaba embarazada y que además sería niño, lo que os contaba aquí, fue el que me hizo un señor de mediana edad en tono jocoso: “¿Tres chicos? Acabarás en una residencia, ya sabes los que tienen niñas buñuelos y los que no…”.

Tras reírle la gracia con educación no pude dejar de darle vueltas al asunto. Por un lado está la carga tradicional y discriminatoria que lleva implícito el mensaje. Es una creencia arraigada en la sociedad, la mujer está para ocupar el ámbito privado, es la encargada de la familia por excelencia y el salto al mundo laboral no ha hecho más que poner de manifiesto las grandes diferencias que existen en este ámbito. Las mujeres siguen ocupándose de la casa y el cuidado de los hijos y/o los ancianos, a pesar de trabajar fuera. Es el campo de batalla en el que tenemos que luchar a diario. Eso tiene su claro reflejo a la hora de valorar el tener hijos o hijas, solo hay que echar un vistazo al refranero popular:

“Una hija, una maravilla”

“Heredad buena es, una hija para la vejez”

“Si tienes hijas, comerás sopas”

“La buena hija dos veces cada día viene a casa, y ni una la mala”

“La buena hija trae buen hijo; pues cuando se casa, trae buen yerno a casa”

“Quien casa a una hija, gana un hijo; quien casa un hijo, pierde el hijo”

Además es curioso que la frase fue dirigida únicamente a mí, imagino que daba por supuesto que yo me encargaría del Señor de la Casa hasta que, en mi viudez, mis tres ingratos hijos varones me confinaran en una triste y lúgubre residencia.

Y esto me lleva a la segunda reflexión. ¿Acaso he tenido hijos para que me cuiden? ¿Pienso que porque tengo hijos viviré siempre rodeada de seres queridos? (bueno yo obviamente no, que tengo varones). El caso es que nunca me lo había planteado, no suelo pensar mucho en mi vejez y cuando lo hago me gusta imaginarme autónoma sin tener que depender de nadie, una abuela estupenda y activa vamos.

Así que mi respuesta es no. No he tenido hijos para asegurarme sopas y buñuelos. Como ya he comentado en alguna ocasión no sabía que quería tener hijos hasta que empecé a tenerlos. A partir de ahí disfruto viéndolos crecer, cómo me sorprenden cada día y cómo hacen que mi visión de la vida y de mi misma vaya cambiando con ellos. Estoy deseando ver como se convierten en adultos independientes, personas respetuosas y felices y, aunque a veces me abruma pensar en la gran responsabilidad que eso conlleva, el reto me parece lo más apasionante de la vida.

No quiero educarles con la responsabilidad de que de mayores tendrán que cargar conmigo, pero sí les educo en el respeto a los mayores y ellos son conscientes de la necesidad de cuidar a los que nos han cuidado. Ven como sus abuelos cuidan de sus bisabuelos y verán como sus padres se preocupan de atender a los suyos. Es una simple cuestión de educación, seguramente si acabo sola y sin visitas en una residencia, en algo habré fallado como madre.

También hay que desdramatizar ese tema. Cada día hay más personas que no tienen hijos o que simplemente no pueden estar bien atendidas en otro lugar. Las residencias pueden ser un lugar estupendo para pasar nuestros últimos años recordando batallitas con los de nuestra quinta.

Está claro que la sociedad de hoy no es como la de antes, ahora elegimos si queremos tener hijos o no. No son una moneda de cambio ni una forma de hacer negocio para ampliar nuestro impero, no son los herederos de nuestros títulos y tierras (por lo menos para plebeyos como yo), ni nuestros cuidadores en la vejez. Realmente, y aunque suene feo decirlo, no son tan necesarios como antes. En el modelo de sociedad de los países desarrollados los hijos son “voluntarios”, algunos los ven incluso como un capricho. Esto, que no tiene porqué ser malo simplemente es fruto de la evolución social, puede conllevar que en cierto sentido los propios padres rechacemos ese modelo tradicional y les acabemos educamos para que busquen su propio bienestar y felicidad y, de paso, pasen de nosotros. Quizá sea algo a lo que haya que prestar más atención.

Personalmente me compensa tener hijos y mi recompensa será ver como se convierten en adultos válidos para la sociedad, para toda la sociedad, y eso implica que vengan a verme a la residencia o donde sea y si de paso me traen buñuelos,  mejor.

Contadme, ¿os habéis preguntado por qué tenéis hijos? ¿Es lo que toca? ¿Os gusta cargaos de responsabilidades? ¿Tenéis un imperio que mantener?