El tercer hijo: Solo para valientes (o eso dicen)

Una de las cosas que más ilusión hacen, por lo menos a mí, es el momento de dar la noticia de un embarazo. Con el primero todo son parabienes, caras sonrientes y mucha felicidad. El segundo se recibe también con alegría aunque el interés ya decae, cosa comprensible. Mi duda era qué pasaría con el tercero. Como toda aficionada a las redes que se precie había buscado información sobre tener un tercer hijo y me encontré con algunos artículos que me daban una idea de lo que me esperaba como este de Ser trimadre una aventura o el de No sin mis hijos.

El caso es que estaba mentalizada a encontrarme con este tipo de reacciones y la verdad es que, aunque me he tropezado con algún indiscreto “¿pero ha sido buscado???”, la mayoría de reacciones las clasificaría en dos grupos: Valentía e Incredulidad.

Qué valiente eres

No me veo yo como una persona especialmente valiente, o por lo menos no incluyo el tener hijos en el terreno de la valentía, quizá porque nunca me ha dado miedo tenerlos. El caso es que no deja de sorprenderme esta reacción, qué además ha sido mayoritaria, bien es cierto que el qué valiente eres suele sonar exactamente igual a un qué loca estás. Será por esa frontera indefinida entre la valentía y la locura…

Vivimos en un momento en el que la maternidad sufre una especie de dualidad o eres “super fan” de ella o reniegas de ese papel que te otorga la naturaleza así porque sí. Solo hay que ver las recientes declaraciones de la periodista Samantha Villar, al parecer sorprendida de lo duro que es ser madre. Cosa curiosa cuando ella misma reconoce en una entrevista que a los 12 años ya sabía que los hijos eran “un follón, un estrés”, podéis leerlo aquí, bueno, hay que ganarse la vida… Por otro lado luego vienen estrellas como Beyonce u otras famosas que nos presentan una edulcorada visión de la maternidad, donde lo más importante es el bienestar de nuestros retoños olvidándonos incluso de nosotras mismas.

No me posiciono, ni de un lado ni de otro, cada una vive la maternidad como lo siente y hace lo que considera mejor para sus hijos. En mi caso decidí tener un tercero, ¿soy más valiente que una madre de uno o dos? No lo creo. Sufrimos de igual manera las penas y alegrías.

Pero al final de tanto oírlo me lo voy a acabar creyendo, no os extrañe verme en breve salvando gatitos de casas en llamas…

¿¿Pero de verdad??

Por otro lado están aquellos que lo ponen en duda, que te miran como pensando: “No puede ser verdad, ¿quién en su sano juicio tendría un hijo más? Tal y como está la vida…” Y cosas similares. Es una mirada no solo de incredulidad sino también de cierta indignación como diciendo “cómo te atreves” te llegas a sentir culpable y todo.

Seguramente esta sea la reacción que menos entiendo, además suele venir de aquellos que no tienen hijos, de aquellos que ven la maternidad como una especie de atadura donde tú eres una pringada que ha sucumbido a los mandatos sociales que determinan tu papel en la vida como madre y encima de tres, pringada triple. Hace tiempo que he desistido de intentar convencer a nadie de mis decisiones en este campo y mucho menos de convencerles de que será la mejor experiencia de su vida. De hecho ahí están las NoMo para decirnos que al contrario.

Todavía hay una tercera reacción, aquella que casi lo daba por sentado, con un rotundo “claro, vas a por la niña”, de esta ya hablaré largo y tendido en breve…

Y para terminar os dejo con un par de artículos más que quitan un poco de hierro al asunto este de la trimaternidad, porque si no nos reímos mal vamos:

• Diez razones para tener un tercer hijo (y otras diez para no tenerlo)
• Ni se te ocurra tener un tercer hijo (a menos qué…)

Trimadres y tripadres que me leéis, ¿algo que aportar? Por ahora sigo verde en este tema y cualquier consejo se agradece!