El valor de los regalos

Estos últimos días ha estado de visita la Tía, mi hermona preferida venida desde las tierras teutonas para pasar unos días con la familia y disfrutar de los sobris. Como hace poco fue el cumple del Mayor este esperaba con ansia la llegada de la susodicha para ver su regalo, bueno y para verla a ella también venga. El caso es que en esta ocasión la Tía dejó de lado Legos, coches y demás juguetes y optó por unas pinturas muy chulas, un par de cuadernos y una plastilina que brilla en la oscuridad. Seguramente la reacción no fue la esperada aunque el resultado sí.

regalos (2).jpgEl Mayor iba avisado: “Es algo para jugar pero no es un juguete”. Tras devanarse los sesos finalmente descubrieron la sorpresa. Al mayor le gustaron mucho, tanto las pinturas como el estuche, “Nadie tiene uno así ¿verdad?-No, nadie” (mira que le gusta la exclusividad a este niño) y enseguida se puso a dibujar una de sus máquinas como era la idea de su Tía. El pequeño en cambio no mostró mucho entusiasmo y después de rayar un rato con sus pinturas dijo: “¿Y mi regalo?”.

El Peque no entiende que un regalo no sea un juguete. Las pinturas, los libros, las libretas o los folios son cosas con las que trabaja a menudo, que el cuaderno sea diferente o las pinturas las mejores le da igual. Eso me hace pensar en el concepto de regalo para ellos, y veo diferencias entre uno y otro. Veamos:

  • Para el Mayor (6 años) el juguete que le hace más ilusión es aquel que ha pedido, vamos que con él no valen las sorpresas. Tiene muy claro lo que le gusta y como la mayoría de niños a esta edad espera exactamente eso.

Ventajas: Es fácil acertar

Inconvenientes: Si por casualidad no es posible el regalo o no aciertan el disgusto no se puede disimular. Estamos trabajando en ello.

  • Para el Peque (3 años) un regalo es una sorpresa algo que no te esperas y que menos aún conoces o tienes en casa.

Ventajas: Le vale cualquier cosa nueva, y si hace ruido mejor

Inconvenientes:  Los clásicos no suelen funcionar. Excepción: un autobús, sea cual sea su forma, color o tamaño siempre le encantará.

La forma de entender los regalos se corresponde, más o menos, con su nivel evolutivo, es normal que los niños de estas edades actúen así ante los regalos. El problema es cuando los regalos acaban siendo fuente de disgusto en lugar de alegría.

  • Caso 1: Niño al que le das un regalo, lo abre y cuando de un vistazo comprueba que no le gusta lo aparta sin darte las gracias, eso si no dice directamente “esto no me gusta” o se pilla un disgusto tremendo. Tú aguantas el tirón estoicamente y le dices a su madre (si es que no eres tú) “no pasa nada, son niños, ahí está el ticket regalo”.
  • Caso 2: Niño al que le das un regalo, lo abre y cuando de un vistazo comprueba que no le gusta mira a su madre con cara de circunstancias, te mira a ti, sonríe y dice “gracias”, para inmediatamente dejarlo a un lado.

Diréis qué tiquismiquis, los niños son sinceros y no pasa nada, pues sí pasa. Antes de tener hijos he hecho algún que otro regalo a niños y os aseguro que hay una gran diferencia entre el caso 1 y el 2. Una de las cosas que me propuse es que mis hijos serían agradecidos, que no serían unos exigentes caprichosos incapaces de valorar lo que implica un regalo. Pues bien, en la propuesta sigo…

Con el Mayor hemos avanzado, es agradecido aunque se le note que no le va mucho, eso sí, exigente como el que más, si no recibe lo que esperaba drama al canto. Por un lado no me parece mal, los niños tienen que poder elegir sus propios regalos, debemos preguntarles y tener en cuenta su opinión, siempre en función de su edad. A mí me pasa igual, siempre he ido con mis peticiones por delante, lo de las sorpresas no me va mucho para disgusto de mis allegados que ya han desistido y simplemente preguntan. Pero por otro lado también quiero que aprenda que no siempre se puede tener todo, hay veces que lo intentas y no hay manera, en ese caso hay que saber ser flexible y adaptarse.

El Peque es otra historia, ahora empieza a entender que los demás tienen sentimientos y que con nuestros actos les podemos hacer daño. Es un tema que hay que trabajar de otra manera. No vale enfadarse porque no haya dado las gracias o pedirle que diga una mentira si realmente ese regalo no le gusta. Podemos llamar la atención sobre el regalo y destacar lo bueno o simplemente señalarle que lo correcto es dar las gracias porque han pensado en ti.

Eso es lo que estamos trabajando estos días con ellos, especialmente con el Mayor que va empalmando celebración tras celebración. El día de su cumple nos visitó mi tío, una de las primeras preguntas fue “¿y mi regalo?” aquel respondió tranquilamente que no tenía, y se puso a jugar con él. No pudo negar su desilusión pero el mundo no se paró y estuvo encantado con su compañero de juegos (luego sacó el regalo al que no hizo ni caso porque prefería seguir jugando). Como le expliqué después un regalo es una muestra material de afecto que te hace una persona en tu cumpleaños, aunque el simple regalo es que se acuerden de ti y vengan a verte o te feliciten. “¿No te ha gustado más jugar con el tío que con lo que te ha traído? –Sí-Pues ahí está, eso es lo que importa”.

Y con eso nos quedamos, más allá de saber lo que se quiere, de aceptar que no se puede tener todo o de ser agradecido lo importante es que se den cuenta de lo que implica un regalo. Aunque acabe siendo una convención social me gustaría que fueran de los que hacen regalos de corazón, pensando en la otra persona, aunque esto sea lo que más cueste… Seguiremos por ahí, aunque las exigencias disfrazadas de regalo no creo que desaparezcan fácilmente.

¿Cómo lo veis? ¿Habéis abordado este tema? ¿Valoran vuestros hijos los regalos?

 

6 comentarios en “El valor de los regalos

  1. Voy a ser petarda y diré que las cosas han cambiado. Recuerdo que de pequeña me regalaban un par de zapatos o unos lápices y era gran alegría. Simplemente porque nos tocó vivir una época de carencias y de algún modo, incluso siendo muy pequeños, entendíamos que los padres no podían comprarte más. Generalmente los cumpleaños servían para comer mucho y mucho rico. :))

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    • De petarda nada! Es cierto que ahora parece que tengan todo al alcance de la mano y los cumpleaños se parecen cada vez más a macro-fiestas y demostraciones del a ver quien puede más. Pero para eso estamos, para poner un poco de orden en medio del caos! Gracias por comentar. Saludos!

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  2. A mi hijo de cinco años le pasa lo mismo solo se pone contento cuando le regalan lo que el quiere o pide que se lo compren o se lo regalen. No le gustan nada los regalos sorpresa. Creo que estan en una sociedad practica y funcional por ello solo piensan en lo que les gusta para que quiero lo demas. A mi hijo mayor de 13 años tampoco le gustan los regalos sorpresa pero ha aprendido a ser agradecido con los regalos. Con el pequeño todavia no consigo a veces ni que de las gracias le cuesta mucho. Yo tambien tengo que decir por mi parte que los regalos sorpresa no me hacen mucha gracia pero suelo disimular y dar las gracias con una sonrisa.

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  3. Mi Peque todavía esta en la época en que le gusta más el papel que el regalo… Y si la caja es grande y se puede meter dentro es lo mejor para el 😉 . Se acerca su cuple y estoy viendo como hacemos este año para explicarle porque son los regalos, lo que a la gente le cuesta, que los valore, etc.

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